La sociedad influye en la percepción que las niñas y las mujeres tienen sobre su propio cuerpo, al promover ideales de apariencia no realistas, la sexualización del cuerpo femenino y las críticas negativas a su competencia física. Esta evaluación persistente de los cuerpos femeninos puede conducir a una hipervigilancia y preocupación sobre la apariencia, lo que puede disminuir su concentración y conexión con su propio cuerpo al practicar deporte, y en consecuencia, su rendimiento.
Por otro lado, la imagen corporal positiva promueve una conexión profunda entre la mente y el cuerpo, por la que se aprecia, respeta y nutre el cuerpo, al mismo tiempo que lo protege contra las expectativas nocivas de la sociedad. Como persona a cargo del entrenamiento, eres una pieza clave en la experiencia deportiva de las atletas. Puedes ejercer un impacto significativo en la salud mental y en el bienestar de las atletas, incluida su imagen corporal.
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