Entrenar desde un enfoque corporal incluyente implica aceptar y fomentar la diversidad de apariencias en tu equipo. Recuerda, esto puede relacionarse con:
Estatura
Peso
Talla corporal
Forma del cuerpo
Color del cabello
Largo del cabello
Color de ojos
Color de piel
Tono de piel
Religión
Identidad de género y expresión de género
Diferencias y lesiones visibles (p. ej., cicatrices, diferencias en las extremidades)
Capacidades (p. ej., neurodiversidad, uso de silla de ruedas)
Cualquier otro factor relacionado con la apariencia física y la funcionalidad del cuerpo de cualquier persona.
El deporte y el movimiento benefician a TODAS las personas y, por lo tanto, deben poder adaptarse a TODAS las personas.
Entrenar con un enfoque corporal incluyente implica reconocer que cada persona tiene una talla o un tamaño diferente, así como fomentar una buena alimentación y el movimiento para el bienestar más que para el control del peso. Significa aceptar que existen conceptos erróneos, como pensar que la pérdida de peso depende del ejercicio o pensar que el rendimiento está relacionado con la apariencia del cuerpo de una atleta.
No importa si la práctica del deporte no cambia el cuerpo y no es necesario ser delgada para hacer deporte o para alimentarse de una cierta forma. Practicar deporte es bueno para nuestra salud física y mental, independientemente de que el peso no cambie.
Del mismo modo, entrenar con un enfoque corporal incluyente implica no hacer suposiciones sobre las capacidades, la salud, los valores o las habilidades deportivas de las personas basándose, por ejemplo, en su género, etnia o capacidades. Consiste en hacer que nuestros espacios deportivos sean seguros y accesibles para todas las capacidades, y en ofrecer a todas las atletas la oportunidad de participar y disfrutar del deporte.
El deporte nos transmite sensaciones de placer, ofrece un sentido de propósito y ayuda a consolidar comunidades.